Si bien hasta hace poco el concepto de las casas inteligentes se asociaba con ideas futuristas su implementación se acerca cada vez más a la realidad, siendo el ahorro energético uno de sus principales atractivos. Pero ¿qué significa un hogar conectado?
Seguramente has escuchado hablar sobre el “Internet de las cosas”: se trata de una red que interconecta objetos físicos valiéndose del Internet, por medio de un hardware especializado que les permite no solo la conectividad, sino programarlos en función de tareas que les sean dictadas remotamente. En las casas inteligentes se aplica este concepto para hacer interactivos los objetos de uso doméstico.
A diferencia de algunas tecnologías mucho más populares, esta tecnología no ha encontrado su foco de explosión en el mercado. Aún así, Apple y Google han dado algunos pasos discretos con ofertas como el Home Kit y el Android @Home.
Domótica, una opción viable. Una alternativa que sí está cada vez más en uso es la domótica, la cual consiste en la instalación de sistemas capaces de automatizar una vivienda, aportando servicios de gestión energética, seguridad y comunicación, los cuales pueden estar integrados por medio de redes interiores y exteriores de comunicación, cableadas o inalámbricas.
Razones para instalar un sistema inteligente
Seguridad. Las últimas innovaciones en cuanto a control de intrusión ofrecen alarmas de seguridad sin cables que se instalan en cuestión de minutos. La presencia de detectores y cámaras distribuidas en puntos claves permiten no solo prevenir intrusiones, sino también incidentes como escapes de agua, fugas de gas y cortes de electricidad.
Comodidad. En este rango entran los electrodomésticos inteligentes. Los nuevos frigoríficos interactivos cuentan con una pantalla digital que permite seleccionar la temperatura a la que se quieren mantener los alimentos, así como visualizar un resumen de los alimentos disponibles y su fecha de caducidad sin necesidad de abrir la puerta.
Ahorro energético. Los sistemas inteligentes de control centralizado permiten gestionar la calefacción y climatización por zonas, activar electrodomésticos en horas de tarifa nocturna, regular la intensidad luminosa, desactivar equipos y cerrar grifos, optimizando así el consumo energético. Un hogar conectado puede alcanzar hasta 50% de ahorro de energía si se complementa con sistemas como la geotérmia.