La iluminación de interiores es una forma sencilla y económica de darle más vida a tus habitaciones. Hay dos reglas básicas para ello: combinar la luz ambiental con iluminación específica para la actividad que se realiza en cada espacio (leer, vestirse, cocinar). Toma en cuenta además estas recomendaciones:
- Para la sala de estar tienes distintas posibilidades: desde lámparas de mesa y piso para resaltar piezas clave, hasta plantas decorativas o retratos. Utiliza diferentes combinaciones de ángulos para iluminar la mayor extensión posible. Intenta que todos los asientos estén iluminados para facilitar la lectura.
- En el comedor, enfócate en iluminar la mesa desde arriba y hacerla el centro de la habitación. Respecto al resto del espacio, la luz indirecta da mejores resultados.
- Al igual que el comedor, la luz de la cocina debería provenir del techo. Como se trata de un espacio práctico, una buena iluminación facilitará las tareas culinarias. Si vas a complementar la luz del techo con lámparas de mesa, procura mantenerlas alejadas de la pica o de los espacios donde se maneje agua.
- El dormitorio necesita luces suaves e indirectas para estar levemente iluminado incluso cuando estén encendidas. Si vas a disponer de lámparas de lectura, ubícalas de tal forma que no iluminen la cama directamente.
- En cuanto al baño, la iluminación tenue proveniente de las paredes es la mejor opción. Trata de colocarlas frente al espejo.
- Los garajes pueden ser tanto áreas de trabajo como de almacenaje. Luces indirectas son la mejor opción, combinada con luces de techo si, por ejemplo, tienes una mesa de carpintería.
- El estudio trata de iluminarlo de forma leve, con menor intensidad que los monitores de ordenadores para evitar la fatiga ocular. Si el espacio también dispone de muebles para la lectura, utiliza el mismo consejo del dormitorio.
- Las lámparas con ajuste de intensidad luminosa son una buena forma de controlar el nivel de intensidad lumínica que necesites. Ideales para la sala de estar, la cocina y los dormitorios.
